
Hola! Cuando me sente a pensar que escribir tenía muchas ideas en la mente de como empezar o que compartir contigo. Pero voy a contarte una historia que sucedio casi a la mitad de la edad que tengo hoy. No se ponga a calcular jeje.
Hoy te comenzaré a contar parte de una historia de como sobrevivir a lo inesparado que toca nuestras vidas.
Para eso de enero 7 del 1996, nuestra vida como familia cambio instantaneamente. La muerte inesperada de nuestro padre paralizo nuestro mundo, mi mundo y mi historia fué la siguiente.
Soy la menor de tres. La única mujer y en nuestro hogar vivimos y experimentamos amor, cuidado y respeto. Nos enseñaron a valorarnos, nos enseñaron a dar amor, a ser cariñosos los unos con los otro. Crecimos en un ambiente alegre y celebrar hasta el más pequeño de los detalles. Sonreir en lo mucho y sonreir cuando no habia tanto. Lo importante era que estabamos juntos. Aprendimos del amor de Dios, aprendimos a creer y aprendimos a confiar.
Por eso siempre me sentí fuerte, guiada, protegida, amada. A veces me despertaba de madrugada y estaba mi papá orando al lado de mi cama. Muchas veces despertaba y pasaba por la sala y el estaba de rodillas orando. Cada vez que pienso en esos detalles me hacen recordar que no hago suficiente y que debo ser más disciplinada con Dios. Esos recuerdos también me hacen pensar lo importante de nuestro comportamiento y actitudes por que ellos marcan la vida de nuestros hijos.
La mañana que recibí la noticia de papi estaba sola. Fueron dos llamadas que jamás olvidare y recuerdo como hoy exactamente las palabras. La primera, una voz familiar entrecortada que disimulaba serenidad me hablo: “Lily, mamita, papi no esta bien. El no esta bién. Te llamo más tarde”.
Creo que mi cabeza deseaba explotar por que no sabía lo que estaba pasando, no tenia auto, ya que esa mañana papi se habia llevado el mio. Oraba, lloraba y volvia a orar, pero nada era claro. Recuerdo que lo primero que hice fué llamar a una amiga, y le dije de la llamada. Su contestación inmediata fué que vendría a la casa. Ese momento de incertidumbre de no saber que pasaba, de que no me llamarán y volver a recibir una llamada antes de ella llegar fué indescriptible. Hoy pienso en el poder que tienen nuestros pensamiento y emociones y en lo peligroso que es dejarlos dominar nuestros momentos más sensibles o bajos.
Aún cúando hay fé y esperanza las emociones pueden descontrolar nuestro mundo si nos las detenemos a tiempo.
La segunda llamada llego nuevamente de la misma persona: “Lily, mamita, te necesito fuerte…papi murio… y necesito que seas fuerte”. Cuando esas palabras fueron dichas la angustia y deseperación me arroparon y por mucho tiempo tomaron el control de mi vida.
Mil cosas pasaron por mi mente, mil cuestionamientos quisieron apoderarse de mi. No te quiero aburrir luego te seguire contando que paso, pero experimente emociones que jamás pense. Reaccione a multiples situaciones de una manera que no creí poder enfrentar. Viví silencios profundos que nadie se dío cuenta. Practique el tan mencionado distanciamiento social de una manera profunda, tampoco se dieron cuenta y llega a dudar del propósito destinado o trazado para mi vida. Todo por una noticia inesperada.
No nos preparan para las perdidas y tampoco nos avisan cuando serán. A mi me tocó en un momento vulnerable de mi vida y pienso que no caí más bajo por que aún en medio de mi momento de rebeldía, en mi momento de alejamiento tenia fé y esperanza. Esa pequeña luz de ambas(fé y esperanza) me hicieron ver poco a poco el camino para poder respirar. Me tomo tiempo, me tomo perder amistades, perder trabajo, me tomo decidirme y me tomo tiempo poner mi obscuridad en las manos del que creo la luz.
Esta historia es mas larga y te la contaré poco a poco por que yo encontre esperanza cuando la luz de su amor rompio el silencio abrumador del dolor. Solo queria dejarte con esto, en los momentos de mayor oscuridad en mi vida la mano de Dios a estado nunca, nunca me ha abandonado. Existe la esperaza y está disponible para todo aquel que cree con fé. Para el que reconoce que hay un Dios , solo uno, que le ama y perdona. Para aquel que no importando sus debilidades va delante de El se humilla y pide perdon.
Hay caminos de esperanza para todos los que un dia vieron un amanecer cegado por la violencia, la muerte y el fracaso.
Hay caminos de esperanza para aquellos que a lo largo de su camino, perdieron sus fuerzas por un comentario, una traición, una discusión o simplemente una mirada. Mi vida tomo un giro diferente, mi fé una esperanza nueva y mi dolor se transformó en alegría.
Gracias por estar aquí, espero que puedas leerme y junto a mi descubrir el camino de esperaza que El abrio para mí. Así creceremos juntos :)